Oasis de Chebika.
La antigua ciudad de Chebika se encontraba junto al oasis de As Sabikah, en lo alto de unos cañones entre los que discurre el agua que da color a este vergel entre tanta aridez.
El suelo fértil del cañón dio vida al oasis y palmeral donde hay varias pozas y pequeñas cascadas que permiten refrescarse. En estas piscinas la vida brota y las ranas encuentran un ecosistema apto para reproducirse.
Aunque no haya huellas que nos lo muestren, el oasis de Chebika fue un puesto romano de defensa sobre la vía que unía Tacape y Theveste (GabesTebessa), denominado Ad Speculum, limes (límite) del Imperio romano en el sur de sus provincias africanas.
El nombre Ad Speculum, se refería a la técnica de comunicación a través de espejos (espéculo, que indicaba la presencia de caravanas camino de Tozeur.
Destino turístico a las puertas del Sahara.
Hoy en día hay un nuevo asentamiento en el oasis de Chebika, detrás de él, el antiguo pueblo posado en una plataforma rocosa junto a un desfiladero con una cascada que alimenta la tierra agrícola de abajo.
Aquí se asentaron poblaciones semi nómadas de bereberes, que en 1969 sufrieron como el resto del sur de Túnez una de las inundaciones más graves de su historia, arrasando numerosos pueblos como Chebika. La población busco nuevas ubicaciones menos expuestas a las riadas, y por eso la actual Chebika está en una zona llana.
Aunque la visita es gratuita merece la pena hacer el recorrido con un guía que se ofrecen a la entrada, para escuchar la historia del pueblo de Chebika, y de paso ayudar a las poblaciones amazigh (bereberes) que dependen en gran medida del turismo.
Se puede llevar a cabo un recorrido circular desde la cafetería, ascendiendo a través del antiguo pueblo, sorteando las casas de piedra y adobe hoy sin techo y semiderruidas. En lo alto del pueblo se pasa a través de un exigua grieta a la altura de la escultura de un muflón, que nos lleva a las escaleras que descienden hasta el fondo de las gargantas y donde está el riachuelo Uad Khanga que da vida al palmeral.
Allí encontramos varias piscinas donde se acumula el agua, y un puente para sortear el camino en época de crecidas puntuales.
En la entrada a las ruinas de Chebika hay un bar y varios puestos de souvenirs, siendo un buen puesto para las compras ya que la intensidad de venta es menor.